A ti, mi querida
patria:
Jueves. 21 de
septiembre de 2017. Dos días después de aquellos minutos trágicos que cobraron
la vida de hermanos y hermanas mexicanos. El segundo terremoto que azota el
territorio nacional en apenas doce días. Aún no creo que haya pasado todo esto.
Soy parte de una
generación castigada con calificativos de insensible, bofa, superficial,
insensata y apática; pero que hoy levanto los puños pidiendo silencio para guiarse
por los gritos de auxilio de un México que permanece vivo bajo los escombros de
ésta tragedia y más allá de ello del estigma que tiene sobre sus hombros; ésta
juventud que manos a la obra, está decidida a levantar, piedra por piedra si es
necesario, a su querida nación.
Hoy, una vez más, como
hace treinta y dos años, la ciudadanía fue la primera en brindar manos para
salir adelante. Vi, lo que sin duda, puede llamarse como el acto que hizo
madurar a todos nosotros a los que llaman millenials,
vi cómo este México me devolvía la fe.
Han sido cerca de
cuarenta y ocho horas después del sismo de más de 7 grados Richter, que comenzó en
los límites de Morelos y Puebla. ¿Quién carajos esperaba un sismo desde ahí,
acostumbrados siempre a que nos atacaran desde las costas?, sin embargo, así
sucedió.
El sentimiento de
orgullo, de pertenencia y de solidaridad alcanzó a muchos mexicanos.
Compartíamos nudos en la garganta, huecos en el estómago; pero también, ese
deseo de ayudar a quien más nos necesita, de devolver alegría a este gran país,
de unir esfuerzos para rescatar nuestro México.
Hoy, como hace treinta
y dos años nos volcamos a las calles, recuperamos el espacio que nos pertenece.
Más allá de colores partidistas, de consignas sociales. Hoy son manos y
piernas, patas, cubetas, palas y picos, los que están devolviendo a México a su
sitio. Hoy, se puede sentir quien de verdad está moviendo a México.
Hoy no hay memes, no
hay apatía. Son cientos de almas unidas por una sola tarea, ser México.
Imágenes bombardean las
redes sociales, neo espacios públicos en dónde la información está al alcance
de un click y que sin embargo, han sabido ser usadas como una herramienta de
comunicación y apoyo; hoy están llenas de solidaridad y amor a nuestro país.
“Hay
exceso de voluntarios”, es la frase más hermosa que he
escuchado en mucho tiempo. Coincidir en este esfuerzo me ha hecho renacer la fe
y las ganas de luchar por este México que hoy más que nunca, siento tan mío.
Miles de mexicanos a
una voz coreando “canta y no llores” mientras
hacen una cadena humana para trasportar los víveres, hacen que a cualquiera se
le enchine la piel. Esa es la imagen de México en el mundo, héroes comprometidos
con la grandeza de su país.
Después de todo, hoy
una nación ha despertado, otra vez después de un duro golpe.
Más allá de quién guía
nuestro gobierno, de quien dice y no hace; después de todo lo que pueda llegar
a faltar, hoy, México le ha demostrado al mundo de lo que en verdad está hecho
y es de un chingo de amor y fuerza.
Hoy más que nunca me da
orgullo saberme mexicano, ser parte de ésta raza de guerreros y héroes, de
millones de almas unidas y que si velan por un mismo rumbo.
Hoy, más que nunca me
siento orgulloso de poder cantar con mucha más conciencia aquél verso que dice:
“Piensa oh Patria querida que el cielo,
un soldado en cada hijo te dio…”.